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Este Blog es para compartir, aprender, opinar, y que todos crezcamos cada día un poco más. Mi nombre es Raquel, soy Maestra de Reiki, practicante de EFT y del método Yuen, entre otras cosas, y mi idea de la vida es que como mejor se crece y se evoluciona es compartiendo. Así que pondré aquí las pequeñas grandes cosas que puedan aportar algo, y que de alguna manera enriquezcan. Espero que os guste. Un cálido saludo y gracias por visitarla.

martes, 23 de agosto de 2011

Educando con amor


En la vida en muchas ocasiones nos olvidamos de su verdadera esencia, nos dejamos llevar por palabras carentes de valor por si mismas en vez de vivirlas. Un par de ellas son “Enseñanza” y “Amor” con mayúsculas. El cariño es la más linda expresión del amor, la más tierna y la más dulce. Es la ternura que empapa el alma del ser humano, y lo convierte en una gran oleada de emoción pura, simple y sencilla por las cosas pequeñas, por el ser vivo más inerte, por un niño… y es de este del que vamos a hablar hoy. Muchos hablamos de bendiciones a diario, y que cosa hay más linda que bendecir a un niño, es tan autentico y tan llano, todavía sin mancha que podemos hacer toda una escultura de el a poco que nos lo propongamos, y con esto me refiero a hacer una creación maestra de su ser interior. Enseñar no es usar la vara, no es exigencia, no es doblegar al otro, no es hacer un montón de imposiciones, ni exigir porque aquí el que manda soy yo como muchos dicen, la educación es mucho más que eso, es libertad, amor, entrega, y por encima de todo confianza y respeto. Sin estas dos estamos perdidos. Para mí lo principal de la educación radica en hacer ver a nuestros hijos la importancia del poder confiar, de nada vale que nosotros aconsejemos a nuestros hijos y le digamos de mil maneras aquello que creemos que está bien si después a la larga terminan escondiéndose de nosotros. Cuando la disciplina está llena de imposiciones muchas veces lo único que consiguen los padres es que cuando los niños salen estén deseando quedarse fuera, escurrir el bulto, que se sientan bajo control y por tanto lleno de tensiones, y que al final hagan más lo que los padres desean por apego y por cubrir la necesidad de ser amados que por verdadero amor. El amor está siempre presente en toda relación padre- hijo que se precie, pero esto por sí mismo no es suficiente, también es necesario que llegue al otro.  La confianza hay que ganársela, por lo general la mejor opción es advertir al niño que si falla a la confianza esto tendrá consecuencias que van a interferir en la realización de sus planes, pero esto ha de ser antes pues así luego no hay lugar para la lucha y la guerra. Si uno espera a decírselo después de que ha quebrado la confianza nada como darle una oportunidad, pero una, porque en su inocencia radica también su inteligencia, están limpios y son un gran contenedor bullente de ideas. Si sienten que las oportunidades van a ser sin límites para que esforzarse. La disciplina acompañada del cariño es la mejor de las opciones. El niño ha de sentir que se le quiere incluso cuando se le pega un grito para llamarlo al orden, porque la disciplina no tiene por qué mermar la autoestima, démonos cuenta de que esta es fundamental para que crezca seguro, y con un equilibrio saludable. El niño  por lo general tiene una un deseo integrado y armonioso de complacer al otro desde el momento en que nace, por lo que si sabemos hacerlo de entrada sin malcriarlos para ganar un poco más de tiempo o de tranquilidad, sino con la paciencia, la firmeza, y el amor necesarios, teniendo aguante y dándole la prioridad mientras todavía dependa de nosotros, pero sin dejarlos que consigan la luna solo porque tienen una rabieta, de buen seguro que si nosotros tenemos paciencia, se cansara el antes que nosotros, y se establecerá la armonía nuevamente . Aunque de los dos a los cuatro- cinco años el emocional está bastante desnivelado por decirlo de alguna manera, y son proclives a las rabietas, si no dejamos que estás nos controlen, terminaran por controlarlas ellos. Imponerse es con razonamientos que dan pie al dialogo y el compartir, haciendo concesiones en  las que ambos ganamos, tanto padres como hijos, si ganamos todos la ventaja es considerable, si se hace como simple imposición “y ya está” creara rebeldía  y desazón, llegando de a poco la separación, según vaya disminuyendo la necesidad y la dependencia. Hemos de cuidar que al llegar esta no nos dejen, cuidemos por tanto la relación, hagamos de nuestros hijos nuestros mejores amigos y aliados. Seamos felices con ellos y a su lado.


Ave Fénix

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