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Este Blog es para compartir, aprender, opinar, y que todos crezcamos cada día un poco más. Mi nombre es Raquel, soy Maestra de Reiki, practicante de EFT y del método Yuen, entre otras cosas, y mi idea de la vida es que como mejor se crece y se evoluciona es compartiendo. Así que pondré aquí las pequeñas grandes cosas que puedan aportar algo, y que de alguna manera enriquezcan. Espero que os guste. Un cálido saludo y gracias por visitarla.

domingo, 19 de junio de 2016

La relación terapéutica



Hoy quiero hablar de la relación terapéutica, que si bien es un tema que según se plantee puede resultar algo espinoso creo que es de vital importancia en el proceso de la sanación. Procuraré abordarlo de una forma lo más neutra posible para que nadie salga ofendido.  
En los años que llevo de vida en conexión con el proceso de sanación he podido vivenciar el panorama tanto desde la perspectiva del paciente como de la del terapeuta, y  puedo afirmar con seguridad que no siempre es halagador ni justo. 
Pero mejor digámosle guía y receptor. Pues terapeuta en ocasiones lleva implícita una asociación de salvador y de dependencia, y no es él quien salva a nadie, sino que es el paciente quien ha de salvarse a si mismo por lo que se trata de que desarrolle su poder personal para que nada le impida hacer su propio camino que al final es de lo que se trata ya que ningún ser puede hacer el camino de otro; y receptor pues cliente tiene connotaciones monetarias y muchas veces el proceso terapéutico se hace de forma desinteresada y altruista,  y paciente  implica que el otro tiene una discapacidad y me gusta pensar que no hay nadie discapacitado sino simplemente personas que por  ignorancia u otros motivos han de acudir a otros, igual que un vendedor no es más que el cliente que le compra pues necesita del otro para que su poder adquisitivo le permita una vida holgada, y el cliente tiene lo que el otro necesita y lo que necesita para si por lo que no es “soy yo más que tú” sino una relación de intercambio y equilibrio.  
Por tanto partimos de la idea de que el proceso terapéutico ha de ser equilibrado y con una base deconfianza, y  que ha de llevarse a cabo con un total respeto por el libre albedrío de la persona. Por lo general cuando se habla de este último se habla tan solo desde una perspectiva: la del receptor, pero esto no es tan así pues la “ley del libre albedrío” es universal y por tanto aplicable a todos, y por otra parte hemos de tener siempre en cuenta que este lleva implícita la capacidad de elegir y por tanto implica responsabilidad, o más concretamente autoresponsabilidad. El guía ha de respetar el libre albedrío de la persona, pues ello implica que va a respetar el camino escogido por su alma y por ende su lección de vida (que si bien puede no ser agradable es el que le supone que va a tener el aprendizaje que su alma ha elegido), y es a quien ha escogido esta senda a quien le toca determinar cuando es el momento adecuado para el cambio ¿para que obligarla?, si no está receptiva al proceso y con disposición de cambiar, pues su ser así no lo quiere, nada vas a conseguir. A veces las personas necesitan llegar al fondo del pozo para tener un auténtico y profundo deseo de cambio, y no todas las personas tenemos el mismo umbral. Igual que no todas las personas tienen el mismo umbral para el dolor físico, no todas lo tienen para el dolor emocional o espiritual. Y ha de respetarse el proceso de esa persona por mucho que como guía te frustre, y todo ello es válido para las dos partes que conforman la relación terapéutica. Por mucho que nos pese hay personas que realmente no quieren sanar, aunque no es esto lo peor, hay veces que los hijos pagan las consecuencias de los padres. Con esto de las tecnologías y el facebook muchas personas se hacen perfiles como medio para llamar la atención y se acostumbran tanto a él que llega a ser un beneficio secundario del que llegan a depender y por tanto es como si de una forma inconsciente, o tal vez no tanto, no quieren prescindir de él así que cuando les ofreces la ayuda siempre ponen pegas. Cuando un padre desea en verdad la curación de un hijo por encima de todo pasa hasta de sus mismas creencias y convicciones pues el bien de su descendiente se ha de anteponer a sus propias ideologías y sentires, al menos así lo veo yo pues soy madre y no lo puedo percibir de otra manera, pero no siempre es así, hay muchos que se dan de tortas contra la pared y siguen aferrados a lo mismo en un acto de necedad absoluta y me pregunto ¿no será que el beneficio secundario es tan grande que les impide ver más allá? es muy duro ver hasta donde puede llegar la falta de estima, a luchas totalmente infructíferas con un sentido que se escapa a toda lógica consciente. Pero así de paradójicas pueden llegar a ser las personas cuando entran en juego sus carencias. Hay personas con páginas web completamente dedicadas a sus enfermedades ¿difícil de creer no? pues es cierto, lo he visto con mis propios ojos, y no soy persona dada a la mentira lo puedo asegurar, antes me expongo a una torta por decir la verdad. Pero es así, y lo que es es, no hay otra. Y por otro lado el guía también es merecedor de tal respeto por su libre albedrío, no sólo el receptor lo es, pues todos tenemos tal derecho. 
Normalmente como guías se nos dice que hemos de pedir por el bien propio y el de los demás, pero muchas veces se olvida que esto ha de ser así en ambos sentidos. Es válido no solo para los guías sino para el receptor y para toda la raza humana.  
A lo largo del tiempo que he ejercido como guía me he visto más de una vez con personas que por obtener un beneficio manipulan e incluso llegan a poner el precio ellas manipulando con lo mal que están y eso aparte de manipulación es chantaje emocional, o bien pagan en otro sitio y te vienen a que les trabajes de gratis. He estado en el papel de receptor y bastante mal y jamás se me ha ocurrido tal atrevimiento, como mucho he ofrecido un intercambio que se da de una forma en la que hay un mutuo acuerdo, no la imposición al guía de lo que yo quiero y si no puede ser no puede ser y valoro que otro camino elegir, y si no lo hay espero el momento propicio pero no obligo a nadie a hacer lo que no quiere hacer. El que tiene sus estudios y realiza la labor es el que marca el precio, no el que recibe, porque para eso estudió y sabe el valor de lo que ofrece. El hacer el trabajo o no de una forma voluntaria siempre ha de ser una decisión personal, por eso precisamente se llama voluntario, no debe ser impuesto. Las únicas imposiciones válidas en el proceso terapéutico son las autoimposiciones y no como tales sino como responsabilidad sobre la propia vida, coger las riendas y hacer algo al respecto. Por lo mismo no son aceptables las manipulaciones, ni los chantajes emocionales pues en si mismos atentan contra la integridad personal del guía y contra uno mismo (luego no vale quejarse de que el otro te abandono, te abandonaste tu mismo al jugar con los sentimientos de otro). La verdadera naturaleza del ser humano dista mucho de ser esa, eso no es más que un ego como una casa que busca atención de una forma errónea, pero no se pueden atender las formas erróneas igual que jamás se ha aconsejado hacer caso a un niño cuando está con una pataleta, ni tampoco es conveniente apoyar las actitudes egoístas, pues asumirlas y aceptarlas implica que estás apoyando a que las siga usando con otros y por tanto perjudicando al resto del mundo. El primer acto de integridad y de justicia es siempre para con uno mismo, y ya luego para con los demás. Por tanto partiendo de la idea antes mencionada de que hemos de actuar por el bien de todos estas actitudes son inaceptables pues no hablan precisamente de un receptor que piense en el bien del guía y permitirlo no es justo para este último y atenta contra su integridad, y ya luego la del resto de personas con que establezca relación.  
Por otra parte a veces la gente te dice ¿me puedes ayudar? y uno responde si te puedo ayudar, pero ello no quiere decir que sea gratis, simplemente quiere decir tengo los conocimientos para ello, pregunta el precio al menos ¿no? Sino lo que se revela ahí es una actitud interesada y egoísta. E igualmente si es el guía quien te dice te puedo ayudar sin que preguntes es para que sepas que tienes opciones no para que abuses de él o ella. Si las actitudes de los dos intervinientes son solidarias todo es mucho mejor y también sus resultados. Pero no siempre es así, en ocasiones tu dices bueno pongo un precio adecuado para que ganemos las dos partes y dicen “que bien, esta es buena le saco cacho”…pero ahí viene la sorpresa porque bondad no significa estupidez, y generalmente estas actitudes se detectan al vuelo por lo que el que es un poco despierto las corta de raíz pues avalar actitudes egoístas como esta a nadie beneficia, ni siquiera a la persona que las ejerce pues termina obteniendo justo lo contrario de lo que desea obtener, una persona inteligente apoya a quien lo merece no a quien no se lo merece y obviamente un egoísta no merece tal privilegio. Yo al menos no avalo tales actitudes. El guía apoya a quien desea y siempre es más grato ayudar a quien es de nobles y desinteresadas intenciones. Otra cosa sería que alguien te ofrezca ayuda y te diga con claridad de no cobrar (con esas palabras y no con suposiciones ¡ojo!) ahí está bien si no ha sido impuesto previamente con tu actitud y la aseveración de tus propias creencias veces absurdas de que un terapeuta no debe cobrar o cualquier otra igual de simple y carente de valor en el mundo en que vivimos, pero si de repente tal guía se arrepiente simplemente hay que respetar y partir. Es su decisión y hay que respetarla, como mucho podrás averiguar que la motiva.  
Lo justo es que si hay una necesidad esta sea dialogada con una franqueza absoluta y libre de intereses y se lleguen a acuerdos. Pero siempre el precio final quien lo marca es el guía, igual que cuando vas a una tienda lo marca el tendero, incluso en un mercadillo tiene la última palabra, pero siempre dialogando no imponiendo. Como guías lo primero y lo más importante es la salud, antes que el beneficio personal, pues de alguna forma es esto lo que pone de manifiesto que actuamos con el corazón, pero no faltando a nuestra dignidad y estima personal, ni tampoco a la satisfacción de nuestras propias necesidades. He visto a muchísimos compañeros frustrados por este motivo, dar y dar sin ver nada a cambio, y es duro ver esto, muchas veces ni tan siquiera las gracias o lo dan de forma interesada, a mi misma me ha pasado que me dicen gano dos mil euros pero no tengo, ¿no tienes? Pues haz cálculos, es tu vida y por tanto tu responsabilidad, si tu lo gastas ¿porqué he de pagártelo yo perdiendo de ganar mi parte? no es justo no? tu economía es tu responsabilidad adécuala, elimina cosas innecesarias y luego ven. Otro caso sería si fueras un sin techo pero hijo que tienes. El amor propio ya lo decía Dios es lo primero. ¿Cómo voy a amar a todo receptor que venga a mi si no comienzo por amarme a mi mismo/a? No me estaría amando si permitiese esta clase de abusos, injusticias, manipulaciones y/o chantajes emocionales. Lo primero es una sana autoestima, esa es la base así que…¡no lo permito!, no lo permitas tú tampoco, ámate.
Otra característica es la integridad personal que es hacer lo que es correcto, y hemos de ser justos, no siempre son los receptores los que abusan, veces hay guías que son abusivos hasta decir basta y bastante irracionales. Hay precios desorbitados que veces ponen en tela de juicio a todos aquellos que ejercen esa rama de la profesión. Y en otras ocasiones hay cosas que se dicen y no son para nada ciertas como fin para poder seguir captando a las personas y que vayan a consulta cuando que veces no es necesario. Este tipo de actitudes desprestigia a los profesionales que verdaderamente estamos aquí para ayudar y muchas veces nos limitan porque al sembrarse la desconfianza hay muchas personas que no se atreven a someterse a tratamientos a distancia. Por ello siempre aunque sea a distancia nada como el tú a tú, que el otro te vea a través de la pantalla. Esto pasa por ejemplo con las iniciaciones Reiki a distancia u otras. Y referente a los profesionales de esta técnica he de decir que  es vergonzoso ver como muchos llegan a esta profesión solo por el dinero que se cobra en las sesiones de terapia, o las iniciaciones más que por la autentica voluntad de ayudar nacida del corazón. Este no ha de ser nunca el objetivo principal, si bien debe estar como meta pues todos hemos de vivir y más cuando hacemos de la ayuda al otro nuestra única profesión pues nos comprometemos con intensidad en aquello que nos gusta y porque nuestro dinero nos cuestan los estudios como para regalar el trabajo a todo el mundo, pero no debe ser nunca el fin principal, el objetivo siempre ha de nacer del deseo sincero de ayudar al otro a tener una mejor calidad de vida. Ese siempre ha de ser el principal compromiso, esa es la verdadera integridad, la coherencia entre nuestra naturaleza interior y lo que mostramos al mundo.  
Y esta integridad ha de hacerse extensiva en la relación terapéutica no solo para hablar con franqueza de la terapia en si, sino de todo lo que la acompaña, como lo es el decir abiertamente al receptor si puede atenderlo o no,  o si necesita otra cosa o no. He visto ya no guías sino personas que llevan un negocio para la que trabajan otros profesionales de la salud que tienen a una persona años y años con dos personas que no lo ayudan y que luego va una que en un mes consigue resultados y le dice pero no lo agobies. Claro, si consigue sanación se le acaban los ingresos. Es vergonzoso. Ahí no está el bien de todos, solo uno el del propietario, el resto se está impidiendo crecer por no ver la realidad. Es preferible perder el dinero que la integridad, el dinero va y viene, la integridad es como un don, si lo cuidas va siempre contigo y es lo que te hace confiable, justo, una persona correcta y de bien. Pero si no eres integro ¿qué te queda? Una pura facha con un interior vacío que solo vas a llenar con vanagloria, pero esa cuando te vayas de aquí ya no la vas a tener. Sinceramente prefiero sentir que hago algo por el mundo aunque eso me lleve a generar venganzas kármicas o cualquier otra cosa negativa que andar así de vacía. No creo pudiera dormir en las noches. Como pueden otros si que no lo se, porque para mi es más importante la conciencia que el dinero… pero ojo, conciencia no significa estupidez. Si tu no la tienes no esperes beneficios. Hasta los ángeles marcan limites.  
Hay quien se vanagloria de sacar partido de forma poco decente de otros y ríen pero ya llorarán porque esta forma de vanagloria trae su karma aparejado.  ¿Dónde esta el beneficio si la risa de hoy es llanto para mañana? 
Por otra parte hay que añadir que nada consigue el receptor aprovechado que no valora el proceso ni el tiempo, ni las energías de la persona que lo guía pues es cosa indispensable para que haya una mejora duradera. 
Cuando empecé mi camino con el Reiki  y oía que Mikao Usui decía que había que cobrar porque sino las terapias no surtían efecto y al tiempo se perdían se me crearon ciertas dudas, pero con el tiempo y la experiencia he podido comprobar que esto es verdad. Cuando a una persona tú le das y valora e intenta corresponder así no pueda se le ven cambios más duraderos que a aquellas que no han pagado nada por ello y no lo han valorado en el momento de recibirlo, y eso se aprecia créeme, pero más se aprecia en los resultados. Sin embargo quien paga no suele quejarse de ello, la razón es simple es como si te compras un pasaje a un sitio donde no hay ofertas disponibles y te sale un pastón y otro se compra uno que le cuesta 20 euros, quien crees tu que se acordará más cuando haya pasado más de un año? al que le dolió soltarlo por tanto como le costó y por tanto hará más por conservar ese recuerdo por si algo así no se vuelva a producir. Pues esto es parecido, si valoras permanece en ti debido precisamente a ese valor que le das o le has dado a aquello que es tu pertenencia, que sobre todo al racanillo es al que más le duele, pero sino pues desaparecerá con más facilidad. Mi experiencia me demuestra que sí es necesario se valore para obtener mejores y más duraderos resultados. 
¡Ah! y otra cosa que no quiero dejar de nombrar y que parece pasar desapercibida para muchos: el terapeuta o guía es un ser humano, no es un Dios y por tanto no es perfecto, en realidad nadie en este mundo es perfecto por ello nos embarcamos en una aventura en este planeta de aprendizaje, y aún cuando decidimos largarnos no tenemos toda la “tarea” hecha por eso seguimos reencarnando una y otra vez. 
Como he dicho ser terapeuta no es sinónimo de ser perfecto, ni se cura más por ser perfecto. De hecho las personas, tal como dice el ho’oponopono somos 100% responsables de nuestro mundo, el de dentro y el de fuera (que no culpables). Algo que se aplica tanto a guías como a receptores pues es universal. Por tanto tanto si estás en un lado como en el otro de esta relación terapéutica, por mucho que la vida parezca casual y que la elección sea totalmente arbitraria, en lo profundo no hay arbitrariedad alguna. No hay paciente que no tenga cosas en común con su terapeuta o viceversa, tan solo hay unos que saben disimular mejor que otros su vida, que descartan mostrar totalmente lo personal para mostrarse más profesionales, pero ¿qué es la profesionalidad? es ejercer con capacidad y aplicación, siendo efectivos. ¿Acaso es más efectivo quien se miente a si mismo y muestra lo que no es para conformar a otro que el que ante todo decide ser auténtico pase lo que pase? yo creo que no. Ante todo la sinceridad con uno mismo es necesaria para avanzar, para crecer, para ser coherentes, y para incluso ser más empáticos, compasivos, y en definitiva más humanos. Quien se dirige a un terapeuta va buscando la mejora porque no la tiene, entonces ¿porqué exige al terapeuta lo que el mismo no tiene en su mundo? a fin de cuentas cuando ayudamos a otro nos ayudamos a nosotros mismos, y viceversa, es un camino de doble dirección, entonces ¿porqué dar tanta importancia a la perfección, a una vida ideal?, ¿no es mejor depositar la confianza en alguien con valores, con ganas de crecer y de cambiar, que avanza cada día por mucho que su vida no sea perfecta a ponerte en manos de quien ya tiene una vida perfecta y la tuvo pero no se sabe poner en tu lugar? no porque no quiera sino porque no puede porque el mejor aprendizaje no lo dan los libros sino la experiencia, es la mejor forma de relacionar lo que uno aprende, de crecer, de tomar conciencia de los impedimentos que otros puedan tener, de saber hasta que punto tú puedes actuar de una manera u otra según que circunstancias y con quien. Eso no se aprende en los libros, ni fingiendo ser lo que no se es, ni con caras bonitas, eso se aprende en el día a día, en la relación, en la implicación, en la experiencia y en tantas otras cosas. El dolor duele, valga la redundancia, pero de el se aprende. Los mejores maestros salen de una vida de dolor de la que han intentado aprender y sacarle todo el jugo y es de eso de lo que se benefician las personas que están a su alrededor, de ahí es de donde surge su empatía, su capacidad de discernimiento, su flexibilidad, su tolerancia y comprensión. Hay muchos con grandes estudios pero con empatía cero, pues no les ha faltado nada y juzgan como absurdas muchas cosas porque no las han vivido, y sin empatía no hay auténtica conexión del corazón. 
La empatía es fundamental en el proceso terapéutico, gracias a ella todo fluye mejor, nos sentimos más entendidos, aceptados, tenidos en cuenta y escuchados realmente con el corazón, dotando de sentido la relación y aportándonos lo necesario para que haya una relación de confianza, pero como has podido apreciar cuando falta todo se hace muy cuesta arriba, por tanto estés en el lado que estés piensa en el otro, hacerlo beneficia a ambos.

Autora: Ave Fénix Arcoíris.

El Dolor






El Dolor por Khalil Gibrán
Y una mujer pidió: Háblanos del Dolor.
Y él dijo:
Vuestro dolor es la ruptura de la celda que encierra
vuestra comprensión.
… Así como la semilla de la fruta debe romperse para
que su corazón se muestre al sol, así debéis vosotros
conocer el dolor.
Y, si pudiérais mantener vuestro corazón maravillado
ante los diarios milagros de la vida, vuestro dolor no
os pareciera menos prodigioso que vuestra alegría.
Y aceptaríais las estaciones de vuestro corazón así
como habéis aceptado siempre las estaciones que pasan
sobre vuestros campos.
Y esperaríais con serenidad a través de los inviernos
de vuestra pena.
Mucho de vuestro dolor es elegido por vosotros mismos.
Es la porción amarga con la que el médico que hay
dentro de vosotros cura vuestro ser enfermo.
Por tanto, confiad en el médico, y bebed el remedio
en silencio y tranquilidad; porque su mano, aunque dura
y pesada, guiada está por la tierna mano del Invisible.
Y el vaso con que brinda, aunque queme vuestros
labios, ha sido moldeado de la arcilla que el Alfarero ha
humedecido con sus propias lágrimas sagradas.







¿Cuántas veces en la vida habremos considerado al dolor nuestro enemigo?, en ocasiones es tanto que renegamos de él, queremos esconderlo, sacrificarlo con la indiferencia, con el mudo desdén de quien no quiere saber ni conocer más lo que no se atreve a sentir. Es duro sentir dolor, pero más duro es renegar de él porque eso lo agranda, el temor lo engrandece y el alma que lo siente al tiempo desvanece su sentir en las sombras ¿pero porqué?, ¿porqué renegar de algo que te es propio? acaso reniegas de tu prójimo por no ser lo que tú quieres que sea?, ¿porqué entonces tienes tan poca compasión para ti?. A parte, ¿qué sentido tiene? acaso tu vida no la elegiste tú al venir aquí?, sí, tú la elegiste, elegiste tus padres y hermanos, toda tu familia por difícil que esta sea, ¿pero acaso no viniste a aprender? de lo fácil poco se aprende, se aprende mejor lo que se graba a fuego y ¿qué mejor fuego que el propio dolor? eso seguro que no se olvida con tanta facilidad, tan solo algunas cosas por no poderlas soportar, como protección, pero la mayoría te quedas con la lección, se te graba como a hierro fundido en todo tu ser  y corazón. Dependiendo del tiempo que lo vivas, las experiencias que lo causen: traumas, decepciones (asumiendo la responsabilidad muchas veces son nuestras expectativas), pérdidas de seres que amamos (trabajar el desapego es propio en estos casos), rechazos o humillaciones, o incluso traiciones, te costará más o menos superarlo…y también dependiendo de tu fortaleza por supuesto, o de lo mucho que ya hayas rebasado ese umbral de dolor que todos tenemos. No es malo sentir dolor, pero oye que tampoco hace falta que seas masoca, pon límites y muéstrate amor, no esperes a que otro te lo demuestre para empezar a quererte, quiérete incluso cuando otros no te quieran, esa es precisamente la gracia del asunto, que te ames “sin condiciones” externas ni internas, simplemente ámate. Y amarte significa, entre otras cosas, expresarlo, cosa necesaria sobre todo para aquellos que porque otros no lo vean mal han reprimido sus emociones una y otra vez a lo largo del tiempo, habrán evitado tanto sus emociones que ya no sabrán ni lo que sienten, así que si este es tu caso presta atención a tu cuerpo y a tus emociones, respíralas y deja que salgan, nota donde se coarta tu respiración, y respira profundamente haciendo que fluya nuevamente, hazlo tanto como sea necesario hasta liberar esas emociones, toma conciencia y libera esas lágrimas que te has tragado, te ayudará a liberar tu estrés emocional, y de paso las toxinas que ese agüita se lleva.  
Pero por sobre todas las cosas no dejes de expresar lo que sientes, cuando coartas la expresión te limitas a ti mismo/a no solo aquello que limitas, en este caso el dolor, sino también las emociones positivas quedan bloqueadas, lo cual a su vez te llevará a tener malestares físicos que no voy a citar porque no ayuda a centrarse en lo positivo y cada uno ya sabe cuales son, así que para el que ya los siente es una obviedad, muy cabal pero obviedad al fin y al cabo. 
Yaaa, pero de que me vale esto me dirás, lo que quiero son soluciones. Y claro, no es fácil vivir en el dolor, es agobiante, angustioso, preocupante y en ocasiones hasta solitario pues para que arriesgarse a sentir más, duele demasiado, es imposible poder seguir aguantando esa carga. En ocasiones puede limitar hasta a la hora de escoger una terapia pues las hay muy agresivas que te llevan a sacarlo todo de golpe y eso asusta. Pero no es necesario esto, esa es la ventaja, hay formas suaves de hacerlo. 
Una buena forma de empezar podría ser ejerciendo técnicas de meditación o mindfullnes. o alguna técnica de liberación emocional en este enlace: http://vidasrealizadas.blogspot.com.es/2016/06/la-importancia-del-pensamiento.html ya te he dejado algunas que pueden ayudarte, lo que te has de preguntar ahora es: “¿Estoy dispuesto/a en verdad a dejar atrás todo este dolor?”, “¿Qué gano aferrándome a el? porque si respondes no a la primera de poco te vale nada de lo que hagas, lo primero que has de hacer es encontrar tu motivación para dejarlo atrás, para dejar el martirio y la victimización y ser tu mismo/a desde la paz. Y si lo que ganas es mejor de lo que ya tienes tendrás mucho por lo que luchar, en cambio si no estás seguro más te vale buscarlo, porque será lo que te de una motivación más férrea y un mayor compromiso, para tu bien y el de los demás es que has de luchar, no estás solo/a en el mundo, estas lleno de compañías visibles e invisibles dispuestos a ayudarte, abre los ojos, todos tus ojos y celebra la vida, llénate de las pequeñas cosas, báñate en la abundancia que te trae el agradecimiento, disfruta del compartir y de los pequeños detalles que hacen hermosa la existencia, eso no lo solventas sin un trabajo personal intenso pero verdaderamente ayuda. No permitas que ninguna emoción tenga más poder que tú: ni el dolor, ni tus miedos, ninguna, tan solo el amor tiene que tener esa fuerza, el perdón, la alegría de vivir aquello que tú eres sin importarte lo que digan los demás pero sin olvidarte que en el mundo somos uno con el todo y es indispensable vivir sin egoísmos para que se nos abran las puertas. 
Si lo que te deprime y te duele es que no eres amado por quien deseas, escoge otra persona o cosa que amar, pero sin apegos para que no tropieces en la misma piedra dos veces, a más roces más se profundiza la herida, y a la vez busca a quien te ame y cuyo amor te ayude a cerrar tus heridas, pero no te aferres a conseguir que alguien en concreto esté para ti, simplemente déjate fluir con la vida y acoge sus regalos. Si donde vives no está sal a buscarlos a otra parte, por mucho que el mundo digamos que es un pañuelo habemos millones, y alguien con seguridad estará para ti, solo hace falta que lo creas. Ábrete al mundo, el poder está dentro de ti, pero no para controlar a otros sino a ti mismo/a y eso puedes hacerlo cambiando las expectativas, conociendo como reaccionas ante ellas y modificando aquello que resulta más fácil o/y conveniente para que todo siga fluyendo desde la paz. ¿Qué no te responde como pareja? pues desde el amor dile que sólo amigos y salva la relación por respeto a lo bueno que ha habido y de paso evita vivir en un dolor permanente que trae más dolor aparejado porque tras la emoción viene la reacción. Vive y deja vivir, esa es la clave para vivir con el corazón. No sólo tu sientes, también el otro y ha de ser libre para hacerlo. Respeta al otro y ábrete a la vida, ella compensará con creces lo que el otro que tu esperas no te puede dar, tan solo has de atreverte a descubrirlo. 
Tal vez pienses que hay muchas cosas sobre las que puedes actuar, pero que también hay otras tantas sobre las que no tienes control como son las traiciones o las sorpresas inesperadas, allí donde los otros son los que parecen tener el mando…pero siempre tienes de una forma u otra el control. Probablemente no lo tengas sobre un acontecimiento concreto, pero seguro que si lo tendrás sobre tu pensamiento, y por ley de atracción si te adelantas a los hechos trabajando sobre este vas a prevenir para que estas sorpresas digamos inapropiadas dejen de llegar a ti. El artículo antes citado te puede ayudar mucho con esto. 
Como puedes ver la paz está en tus manos, tan solo debes tomar cartas en el asunto, y manejarlas bien como si fueras el mejor mago del mundo…de tu mundo. 
Me imagino que te estarás preguntando como comenzar, pues cuando algo es propio los mismos bloqueos que tienen le impiden ver más allá y hasta cuesta dar con las afirmaciones adecuadas que favorecerían la solución que no es otra que la sanación del sentimiento del dolor y todos los sentimientos aparejados, como son: el estrés, la amargura, depresión, enojo o incluso la tristeza, y en ocasiones hasta la impotencia o la frustración por todo aquello que no podemos controlar o que no comprendemos. Cuando ya te hayas centrado en el dolor propiamente dicho prueba a trabajar el resto de las emociones. Si hacerlas tal cual te cuesta mucho recurre a las metáforas. El caso es tomar acción. Una metáfora muy común en el lenguaje es estar en un pozo sin fondo, pues si sientes esto como verdadero para ti por ahí puedes comenzar, con “Aunque me siento que estoy en un pozo sin fondo y no puedo salir, me siento impotente e incapaz me amo y me acepto completa y profundamente y elijo sentirme con el poder de mi vida ahora”  y luego con toda seguridad te irán surgiendo las demás. 
Otras formas que ayudan a lidiar con el dolor en la vida cotidiana son: 
·         Ejercer actividades nuevas que sean gratificantes o te ayuden a sentirte realizado/a, o a llenar tu vacío interior si lo tienes. Las ONGs pueden ser una buena opción. 
·         Disfruta de tu vida todo lo que puedas. Haz esas actividades que nunca te has atrevido a hacer por miedo, supérate a ti mismo/a y date un anclaje poderoso para seguir adelante pase lo que pase. 
·         Ayuda tu cuerpo a estar mejor como agradecimiento por hacerte ver todas tus limitaciones y haber llevado el dolor tan bien durante tanto tiempo haciendo de maestro para ti. 
·         Si te cuesta dejar de pensar ocupa bien el tiempo de cada uno de tus días hasta que consigas liberar estas emociones lo cual te evitará pensar en ellas, pero a la par haz un trabajo de liberación emocional que te permita que no cojas ese “ocupar el tiempo” como si de un escondite se tratará, sino como el espacio para que el disfrute de la vida te haga más placentera luego tu búsqueda personal, para que no te sobrecargues en ninguno de los extremos.
·         En lugar de coger hábitos indeseables para paliar el dolor haz técnicas como PNL que te ayuden a afrontarlo de una manera adecuada y aprende formas nuevas de afrontar las cosas con asertividad y autocontrol. También puedes trabajar por liberar los patrones aprendidos en tu infancia. Analiza que desencadena estas emociones y trabaja sobre ello. 
·         Vuelca tu amor en esos seres que si lo valoran: tu familia, amigos, e incluso mascotas. Son los más bellos amigos que alguien pueda tener pues son incondicionales y no te juzgan. 
·         Cuando hagas algo positivo por ti mismo/ recompénsate por ello. 
·         Frena tus pensamientos de dolor o miedo incluso antes de que surjan. Un mantra es una buena forma para ello.  Uno bueno puede ser: “Todo lo bueno en la vida llega a mi con facilidad, gozo y gloria” Donde hay gozo no puede haber dolor. 
·         Practicar yoga también puede ser un hábito positivo ya que te ayuda a tranquilizar tu mente y ello te permite estar más en contacto con lo que tú realmente eres. 
·         Haz ejercicios de respiración que te ayuden a equilibrar tus emociones, por ejemplo el de tapar un lado de la nariz mientras respiras con el otro y luego cambiar. Hay varios para esto, la respiración en si misma ya siempre es positiva. Oxigénate bien, ayuda a tus células. 
·         Haz oraciones. Da gracias por estar seguro/a y a salvo. Cuando no sepas como pedir pide por tener la emoción adecuada, esa que sabes que sentirás cuando todo lo que quieres te sea dado. 
·         Guarda un tiempo para ti cada día para expresar lo que sientes, liberar tus emociones e incluso para desarrollar un diario de gratitud que te permita centrarte en lo positivo, y hacerlo cada vez más y con mayor facilidad. Cuando tu atención se enfoca en lo bueno hasta lo malo parece ilusorio pues disminuye su importancia, deja de ser preponderante para convertirse en irrelevante, lo cual a su vez tiene la ventaja de que te será más fácil trabajar sobre lo que no te gusta, desde tu paz y equilibrio. Muchos beneficios para algo tan pequeño ¿no?, ¿no crees que merece la pena?
·         Escribe todo lo que sientes en un carta, ya no lo necesitas, despídete de ello. Tus órganos lo agradecerán. 
Ya sabes unas cuantas formas sobre como abordarlo, ahora te toca a ti dar el paso, ¿estás listo/a?



Autora: Ave Fénix Arcoiris, 


Lo siento, perdóname, te amo, gracias (constelaciones familiares)






La culpa, esa alienadora que el alma devora llenándola de pesar,  
dolor y condolencias que en mucho dificultan la capacidad de avanzar,  
y que vincula en la distancia, pero  que separa inequívocamente el par:  
victima y victimario, pues la falta de amor les impide sus almas vincular. 
Pero la culpa con respecto a otro, por esas paradojas que la vida suele aparejar,  
te empuja a ser su igual, y a compartir por tanto, y aunque pese, un destino similar 
para acortar la distancia enorme que tal falla o error llego a causar. 
Pero hecho tan controvertido también puede resultar liberador  
si la asunción de la culpa se hace con atino, responsabilidad y amor 
para ambos responsables de sentimiento tan limitador y atroz. 
Por generaciones su efecto en la línea de inculpado y exculpado puede perdurar 
siendo imparable y demoledor hasta que se detiene por su efecto creador 
al ponerlo al servicio de algo que a la culpa es muy superior resultando liberador
alejando al culpable, y a toda su generación, de la vergüenza y la cerrazón del corazón.  
Mientras culpable y victima no asuman su rol y lo inseparables que ellos son 
tocara cargar la culpa a  la  generación posterior, hasta que arrepentimiento y amor 
para con la víctima reluzcan en el corazón del descendiente del culpable que erró 
y entonces, gracias a ese inmenso amor, se establece entre ellos comunión,  
y el culpable original y la víctima asienten, juntos los dos, al duelo y al dolor  
obedeciendo juntos a su destino particular, anulando así la separación entre los dos. 
Y el culpable es liberado cuando por la victima con gran amor es mirado. 
La culpa si se relaciona con Dios, tiene un aspecto muy poco conciliador 
pues coloca a Dios debido a su sentir entre los dos: culpado y culpabilizador. 
Por tanto sanar la culpa te encumbra, te liberta, regocija y te conecta con tu Creador. 



La clemencia, fuerza sutil 
que desde la sombra libera a otros y a ti, 
pues trasciende limites, preferencias y juicios 
dando espacio, indulgentemente, a algo distinto. 
Pero si en debilidad la conviertes 
pues por medio, por cobardía, el ego metes 
avergonzándote de acto que tanto engrandece 
darás la victoria al mediocre que un día falló, 
y la flexibilidad que eleva se convertirá en inmutable piedra 
que de modificación carece por su intrínseca propiedad, 
y del cambio pertinente tu naturaleza adolecerá, 
mas si actúas con humildad y caridad 
tu clemencia en fuerte y generosa se convertirá 
y el cambio profundo a ti llegará 
dotándote de generosidad indulgente llena de humanidad.





El te amo es la más fácil de decir de las palabras 
pero cuando es auténtica muchas veces suena extraña, 
pero significado tan profundo tiene que se conmueven las entrañas 
y tiembla, por su veracidad y profundidad, hasta la misma alma. 
catapultándonos hasta, esa que algunos temen , la cima más alta 
que lo transforma todo sin esperar porque la vida en un instante llega a determinar, 
y que nos da, cuando en plenitud se vive, una apertura receptiva a los demás. 
Pero no confundas, por favor,  impetuosidad con profundidad, 
pues el primero no es muy sabio y muy rápido puede acabar, 
en cambio del reconocimiento de que al otro puedes necesitar 
surge la modestia y la sintonía con tu verdad 
que te llevan a la apertura que te acabo de mencionar. 
Por tanto ama, ama sin frivolidad y la vida te compensará. 





Agradecer  a  Dios, a la vida y a otro ser, 
es honrar la vida y el proceso de dar,  
es entrar en contacto con la humildad  
y eso siempre te lleva a reconocer  
que nada por siempre vas a poseer.  
Me siento compensado cuando agradezco  
pues siento así que más me lo merezco  
y pone por tanto en mi voluntad  
la capacidad de mejor permitirme disfrutar  
y también por lo mismo de poderlo entregar  
pudiendo compartir el gozo con los demás.  
Y el receptor del agradecimiento se siente honrado 
por su buen gesto, vigorizando así su auto-respeto,  
y generando en si la capacidad de la prodigalidad  
aumentando en su vida el círculo del recibir y el dar  
propiciando que lo agradezcan más y más. 
Y dador y receptor se unen de igual a igual  
fortaleciendo de este modo su alegría y felicidad.