No pidas nunca más de lo que puedes dar ni menos de lo que crees merecer. Date tu valor, pero hazlo con humildad y no con orgullo, pues la autoestima no es ego, es amor incondicional por nosotros mismos que es por donde hemos de empezar, es aceptación, es respeto por uno mismo, conciencia del propio valor, de la propia capacidad y aceptarse incluso con los límites. Si pides más de lo que puedes dar, sea o no por egoísmo, la balanza estará en desequilibrio y de alguna forma eso llevará a disgusto, al no estar bien con uno mismo entre otras cosas; y sino pides lo que crees merecer estarás diciendo que no vales, que no crees en ti, y eso no revela de ninguna manera el conocimiento del propio valor. Date tu valor, dátelo de forma justa, ecuánime, y con conciencia de quien eres. Muchas veces esta última parte es la más difícil porque hay quien no se conoce bien a sí mismo, pero eso es algo que solo depende de nosotros mismos, así que ponte en camino, trabaja en conocerte mejor, y si has de recurrir a otros para tener una perspectiva más clara hazlo, veces no todos tenemos la capacidad de vernos desde el punto de vista del otro y esto nos puede abrir puertas. Elige bien, a personas integras y sinceras y de buenas intenciones pero con el valor de la amistad para que no te engañen y sigas en un autoengaño de forma permanente. Ello te ayudará en tu camino así como la auto-observación diaria, y tener en cuenta el valor de nuestros espejos. Si has de romper una relación hazlo pero siempre intenta tomar conciencia de lo que ha llevado a ella, de que hay en ti que ha atraído eso... Y mucha fuerza para seguir tu camino
Raquel Llusiá (Todos los Derechos Reservados)
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